La Hermandad de San Roque tiene el privilegio de ser la primera en llenar de esperanza las calles de Sevilla. La Virgen niña de Gracia y Esperanza es la primera de las Esperanzas que tanto marcan la devoción mariana de la ciudad. Ella y el Señor de las Penas son los titulares de esta hermandad que reside en la ronda histórica sevillana.
Para salvar la altura de la puerta de su parroquia respecto a la calzada, la hermandad dispone de una rampa de importante tamaño, solo superada por la rampa de la iglesia del salvador, de donde salen la hermandad del Amor y Pasión.
Sus nazarenos visten túnica y capa blanca de merino. Con antifaz de terciopelo morado los del Señor y verde los de la Virgen.
El Paso de palio de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza pasa por ser uno de los que mejor se mueve y suena de la Semana Santa. Buscarla en la noche, entre los callejones estrechos de su camino de vuelta, son un lugar privilegiado para disfrutar del sonido mágico de sus bambalinas.
De entre todas la calles estrechas e íntimas por las que transcurre, es famoso el paso de la hermandad por la calle Caballerizas. Tan sólo milímetros escasos sobran a cada lado de los respiraderos y de la canastilla del paso del señor al pasar por este lugar.
Antonio Illanes es el escultor del Señor y el cirineo. Un conjunto que crea otro diálogo imposible entre el dulce rostro de Jesús y la mirada apenada del cirineo que le ayuda a cargar con la cruz.
Al salir de allí encontraron a un hombre llamado Simón, natural de Cirene, a quien obligaron a cargar con la cruz de Jesús.
El Señor de las Penas es el primer Nazareno (Cristo con la cruz a cuestas) que llega a la catedral de Sevilla en Semana Santa. Tras Él siempre sones clásicos. La Centuria Macarena hace unos años y ahora la banda de cornetas y tambores Esencia. Sus hermanos alternan el uso de túnica lisa y bordada en el Señor, mostrando con esta última una integración y armonía perfecta en el conjunto de las andas procesionales.
La Virgen es obra de Fernández Andes. Curiosamente, un año no pudo hacer estación de penitencia con su corona, pues fue robada. La dolorosa procesionó con una corona de nardos y rosas. Una imagen que ha sido recordada hace poco por la hermandad en el 75 aniversario del reconocimiento de su coronación posterior como canónica.
Fíjate en el diseño radial o en abanico de los bordados del manto de la Virgen. Son únicos en ese estilo junto al manto de la virgen de la Palma del Buen Fin.
La hermandad posee entre sus titulares al Cristo de San Agustín. Un crucificado que tuvo mucha devoción en la ciudad y al que el ayuntamiento renueva cada 2 de julio el voto de agradecimiento por su intercesión en la epidemia de peste que asoló la ciudad en el año 1649.
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Ahora disfruta del caminar poderoso del Señor de las Penas a los sones de marchas clásicas y embelésate con la Virgen de Gracia y Esperanza en su paso de palio.