La calle Castilla y el Altozano se visten de gala para recibir el río de nazarenos de túnicas de raso morado romano. La O fue la primera hermandad trianera en cruzar el antiguo puente de barcas para realizar su estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral de Sevilla.
Durante sus casi 5 siglos de vida ha residido en su sede actual. Una larga historia de raíz trianera que hace de la misma y sus hermanos esencia indispensable de este barrio y enclave sevillano. Reflejo de esta identificación total fue el lugar elegido para que la Virgen de la O fuese coronada canónicamente: La plaza del Altozano.
Los cofrades que acuden a su calle en su salida, pueden además gozar de ver pasar seguidas las dos hermandades trianeras del Viernes Santo, el Cachorro y la O. Ya en su camino de vuelta la hermandad de la O realiza parte de su itinerario en un recorrido íntimo por las calles del Arenal, que le dan un sello también añejo, único y de siempre. Esta hermandad sella de manera especial y única la relación entre ambos barrios hermanos a los dos lados del Guadalquivir. La O visita a las Aguas, la Carretería y al Baratillo. Todo un lujo para quienes allí pueden disfrutar de sus titulares.
El Nazareno de la O, obra excelsa de Pedro Roldán, es popularmente conocido como el “jorobaíto de Triana”.
Su cuerpo dulcemente encorvado por el peso de la cruz, que es una valiosa pieza de carey. Única e inconfundible. También lo son sus andas procesionales, con unos elegantes y grandes faroles, así como un programa iconográfico en relieves y cartelas de gran valor artístico. Entre las escenas representadas están todas las que recogen las hermandades de Triana en sus advocaciones y misterios.
Nada quita el protagonismo al rostro del Señor, que serenamente, cruza su mirada con el cofrade al pasar a nuestro lado, dejándonos atrapados en ella.
Su caminar, elegante y siempre de frente, es acompañado por los sones de siempre y la elegancia de la Banda del Sol.
Es la titular mariana la que da nombre a la hermandad de la O. María Santísima de la O contiene en su advocación la esperanza, la expectación por la venida del Salvador. Esta se refleja en el dolor contenido y sereno de su rostro, quizás, porque esa esperanza hoy la traducimos en la consabida resurrección.
La dolorosa es obra de Castillo Lastrucci, que, en una cofradía más, tuvo en sus manos la delicada responsabilidad de recuperar con otra imagen la devoción que sus hermanos depositaban en la anterior Virgen de la O, destruida en los sucesos de la guerra civil.
Su paso de palio pasa por ser uno de los más pesados y voluminosos de la Semana Santa sevillana.
Fíjate en el grosor de sus varales. Observa también la gloria del techo de palio, con Santa Ana y la Virgen niña, y alguno de los detalles que lo hacen diferente, como los candelabros de guardabrisas entre los varales traseros que iluminan más al manto.
Pero lo que mejor y más ilumina hoy día a su dolorosa son las velas de la candelería que esconden un verdadero mensaje de esperanza. La obra social de la hermandad ayuda a jóvenes mujeres a llevar a término sus embarazos a pesar de sus condiciones precarias. Cada niño nacido durante el año bajo el amparo de la hermandad y de la Virgen, tiene su nombre grabado en una de las velas del paso de palio, dando luz a María Santísima de la O y a todos los que sabemos de este mensaje de esperanza y vida.
¿Qué otros detalles de vida conoces tú en las hermandades? ¿Qué otras curiosidades de la hermandad de la O? Cuéntanos en el área de comentarios al vídeo y os leemos.