Conoce la Hermandad de Montserrat

Uno de los malhechores allí colgados le insultaba, diciéndole:

–¡Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros!

Pero el otro reprendió a su compañero diciendo:

–¿No temes a Dios, tú que estás sufriendo el mismo castigo? Nosotros padecemos con toda razón, pues recibimos el justo pago de nuestros actos; pero este no ha hecho nada malo.

Luego añadió:

–Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar.

Jesús le contestó:

–Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.

La hermandad de Montserrat escenifica este pasaje evangélico con un portentoso paso de misterio, y con uno de los crucificados más imponentes de nuestra Semana Santa. El Cristo de la Conversión es una magnífica obra de Juan de Mesa que destaca, no solo por su tamaño (1,92) sino por su gran calidad artística.

El artista Cordobés, discípulo aventajado de Martínez Montañés, y autor del Gran Poder, comienza su trayectoria de estilo personal con obras como este crucificado, con genial tratamiento de todos sus detalles y comunicando plásticamente con toda la obra. Fíjate en el tratamiento del paño de pureza. O la expresividad de su rostro, sus ojos, su mensaje comunicado, su referencia clara y directa al espectador, que capta la palabra de Dios… el Evangelio narrado a través de la escultura.

Esto mismo consigue Juan de Mesa con el Gran Poder, a quien recuerda el Señor de la Conversión de Montserrat, que muchos cofrades reconocen como el Gran Poder crucificado.

La gran envergadura del Cristo de la Conversión hace que su paso de misterio sea también de unas dimensiones considerables.

Es muy interesante el juego de perspectiva conseguido en el paso con los dos ladrones para no ser tan evidente la diferencia en tamaño de las imágenes. El buen ladrón, Dimas, dirige su mirada hacia el Señor, que le habla. Gestas mira hacia el otro lado, rechazando el mensaje de amor.

A los pies del calvario se encuentra María Magdalena, obra anónima del siglo XIX. El autor de los ladrones es Pedro Nieto, del siglo XVII.

Esta hermandad nace entorno a la devoción hacia la virgen de Montserrat de familias catalanas afincadas en Sevilla.

Sus hermanos han sabido conservar el estilo romántico que la definió en el siglo XIX. Especialmente lo podemos apreciar en su renuncia a cambiar el estilo de su paso de palio, cuando muchas otras hermandades cambiaron por la influencia del estilo Juanma-nuelino. Conserva esa gran crestería de plata y sus caídas por fuera de los varales. Una imagen hoy consolidada y única. También conserva el diseño y bordados tan característicos de esta hermandad.

La majestuosidad del palio no resta un ápice de atención a la belleza de la dolorosa. La Virgen de Montserrat es de autor anónimo, si bien muchos estudiosos la enmarcan en el círculo de Montañés o el propio Juan de Mesa.

No podrás evitar cruzar tu mirada con la suya. Sus grandes ojos morenos, interrogantes y angustiados te atraparán y llevarán con Ella.

Hay otros detalles que fijan el carácter romántico de la cofradía. Las bonitas túnicas de sus hermanos nazarenos, blancas de cola con antifaz de raso azul. O las alegorías de la fe y la Verónica, representadas por dos mujeres. Algo único en la Semana Santa Sevillana.

La hermandad rubrica y corona su elegancia con las bandas y acompañamiento musical elegido. La banda de las Tres Caídas de Triana tras el Misterio, y la banda del maestro tejera tras la dolorosa.

Muchos cofrades acuden a su entrada, en la que la sonoridad y la belleza del enclave realza todos los cuidades detalles de esta cofradía.

Si conoces otros detalles interesantes de Montserrat, puedes compartirlos con nosotros y toda la comunidad en los vídeos para continuar aprendiendo de la hermandad.

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