El Cachorro (Historia)

Breve historia de la Hermandad del Cachorro

En 1689 se fusionan dos corporaciones constituyéndose la Hermandad.  La de Nuestra Señora del Patrocinio tiene su origen a finales del siglo XVI. Una imagen a la que rezó y veneró Felipe IV en gratitud por los favores recibidos durante su reinado.

La hermandad encarga en 1682 el Señor a Francisco Ruiz Gijón. Su hechura es el hito más importante en la historia de la hermandad. Supone algo muy distinto a lo que el barroco andaluz había producido. Se considera el último canto del cisne de este estilo.

Toda la imagen, que hincha el tórax y tensa los músculos en busca del último aliento, es movimiento y ritmo ascensional. Donde Gijón potencia el efecto barroco en el paño de pureza.

Según la leyenda, el escultor presenció la agonía de un gitano trianero apodado “Cachorro”, que fue apuñalado por celos. Captó la mirada del rostro de aquel moribundo en el instante de su muerte, y plasmó la expresión terrible con toda naturalidad en la obra que estaba realizando.

La Virgen es obra de Álvarez Duarte en 1973. Supone al superación del dolor por la pérdida de la anterior, “la Señorita de Triana”, que ardió en un incendio fortuito en el altar.

La hermandad cuenta con una insignia de alto valor espiritual, el “Mediatrix”. Con ella proclama la defensa de la creencia en la mediación de María Santísima

(fuente textos: web hermandad y “Leyendas, tradiciones y curiosidades históricas de la Semana Santa de Sevilla”)

 

Te veo venir de lejos

y ya estoy viendo venir tu muerte.

Me voy a tu encuentro,

pausadamente.

Como tantos, absortos, perplejos.

¡Qué solo estás Cachorro,

con tanta gente!

¡Qué solo en tu cortejo!

Y si estás muerto,

¿por qué te siento?

Si no vives,

¿quién me habla?

¿De quién son esas palabras

que caídas de una cruz

me cortan como un lamento

con ese sagrado acento

de Jesucristo andaluz?

¿Eres Dios o eres madera?

¿Eres hombre, eres cualquiera?

¿O eres solo primavera

que Triana a su manera

no ha dejado que muriera?

No lo sé…

¡Si yo supiera!

(Carlos Herrera)

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