Así me veis. Así soy…
Sí, no soy nada más que lo que veis…
Sí, soy como tú… he aquí mi cuerpo y mi impotencia entregada a la injusticia de mi próxima muerte…
Sí, a mi Padre le rezo, como tú… Como en el Huerto… ¡Pase de mí este cáliz!
El amargo trago por el que ha de pasar Jesús está ahí delante, en manos del sayón que se lo ofrece. No es alguien externo. Eres tú. Tú eres Jesús y eres el sayón… A veces el peor trago te lo haces pasar a ti mismo… A veces a los demás… A veces eres tú quien lo debes tomar por otros…
Entre los sayones hay otro que obliga a Jesús a despojarse… Dejar desnudo e indefenso…
Cuando lo veas en el paso, recuerda todas esas situaciones que dejan indefenso y desnudos a tantas personas: La injusticia, el hambre, el dolor… Ahí, en el rostro de Jesús Despojado puedes verlos. Es a ellos a quiénes nos remite cada Domingo de Ramos cuando sale a su Plaza de Molviedro. La Hermandad saca a la luz también estas situaciones con el Señor para denunciarlas. Sin ello, su maravilloso misterio, elevado por la música, dejaría vacío su mensaje.
Hay otro detalle importante. Lo puedes ver en su trasera. Ante todas estas situaciones y personas a las que nos remite el Señor implorante en su mirada alta, no seas indiferente. No puedes pensar que no puedes hacer nada. El sayón que clava el INRI en la cruz, ausente a lo que pasa en la delantera, en cierta manera también firma en ese letrero la sentencia de muerte. “No puedo hacer nada por solucionarlo”…, lo ignoro, voy a lo mío…
¿Seguro que no puedes hacer nada? Abre los ojos a tu alrededor. Deja el martillo y lo que tengas entre manos. Detente en tu día a día, mira arriba y observa. ¿A quién puedes ayudar en esa situación de despojo? Puede que muy cerca de tuya… También en las hermandades tienes muchas posibilidades. Si te embelesas con sus pasos, si te enamoras de su causa, hazlo también de sus obras sociales.
Este es el mensaje también de Ella. Dolores y Misericordia. Misericordia: sentir compasión y ofrecer ayuda. Eso es a lo que nos invita la hermandad.
Deja que el Señor, su misterio, su música, su atractivo en la calle y en la noche te lleve a descubrirlo.