La Amargura (Historia)

Breve historia de la Hermandad de La Amargura

La hermandad tiene un doble origen. Por una parte, la Hermandad Sacramental, del siglo XVI; por otra, la Hermandad de Penitencia, que nace un siglo después.

La cofradía de penitencia, siguiendo principios ignacianos, se propone seguir a Cristo despojado de toda vanidad humana; vestir su túnica blanca, símbolo de que el mundo le desprecia, el que pasa por loco ante los ojos de los poderosos de la Tierra… (Lc 13, 6-12).

Y detrás, su Madre. La Madre en el dolor desesperanzado. La mujer que ha perdido a su hijo y no puede atender a las palabras de consuelo del discípulo amado cuando todo parece haber fracasado.

Para dar testimonio, la hermandad de penitencia estableció en sus reglas hacer estación de penitencia el Domingo de Ramos, y hacerlo con la mayor austeridad posible para mover a la conversión a quienes la contemplan, insistiendo en el silencio, el orden y al anonimato.

La música también marcó un hito en la estética de la Hermandad. Amarguras, la inspirada composición de Font de Anta, es una de las señas de identidad de la corporación.

El Señor es obra de Pedro Roldán. Su rostro refleja una enorme humildad y sumisión, siendo elocuente el triunfo del silencio sobre el mal, representado en Herodes.

Nuestra Señora de la Amargura, talla anónima, fue la primera dolorosa coronada, el 21 de noviembre de 1954.

Santa Ángela de la Cruz es también titular de la Hermandad, inspirando la Caridad en la misma.

 

Otro Domingo de Ramos,

¡ay amor! En la clausura

y la monja soñadora

esperando la Amargura…

Dicen que la Virgen quiere

dejar el palio y la plata

y clavarse en nuestra cruz;

salir todas las mañanas

a mendigar caridades;

quiere hacerse nuestra hermana

para abrazar la pobreza,

los dolores del que sufre

sin trabajo ni esperanza.

Quiere cuidar al enfermo,

quiere besarle sus llagas

quiere sanar sus heridas

con el óleo de sus lágrimas.

Dicen que la Virgen quiere

hacerse miseria humana,

y llorar con los que lloran

y compartir sus desgracias

abrazar la cruz de Cristo,

esa Sevilla clavada

que amanece cada día

con un puñal en la espalda.

Dicen que la Virgen quiere

llenar de amor nuestras casas,

y que la Madre Angelita

va a venir a acompañarla.

(José María Rubio)

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