Triana cruza por primera vez el puente para llegar a Sevilla. La alegría trianera, su manera de caminar y de entender la semana santa, se pone en la calle a media tarde para conquistar el centro de la ciudad y a todos los que ansían ver a sus dos pasos en la calle.
El Señor de las Penas, de José de Arce, es una talla que suscita una gran devoción por su gesto orante y mirada al cielo. Sentado sobre una roca espera el momento de ser clavado en la cruz.
En la trasera del paso un romano y dos sayones de Castillo Lastrucci, preparan la cruz, que se encuentra tumbada sobre el suelo. Al lado del Señor su túnica, ya despojada, y unos dados que representan lo que recoge el pasaje evangélico:
Los soldados echaron suertes para repartirse entre sí la ropa de Jesús.
También dispone la hermandad un cáliz en el monte del misterio. El cáliz recuerda a la oración en el huerto… “pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad sino la tuya”, y eso parece de nuevo repetir el señor de las penas en el misterio de la estrella ante el dolor y la muerte que se le avecina.
Curiosamente el Domingo de Ramos es el día en el que podemos ver más cálices en los pasos: en la Cena, tanto en el paso de misterio como a los pies del Señor de la Humildad y Paciencia, en Jesús Despojado y aquí en la Estrella junto al Señor.
La gran valía artística de la Virgen de la Estrella ha hecho que, aun sin conocer el autor de su talla, haya sido atribuida a los mejores artistas de los siglos XVI y XVII. La devoción a la que llama su rostro, su baja mirada, su tristeza serena, es centenaria. En sus manos (para algunos artistas las más conseguidas de todas las dolorosas) porta un lignum crucis, que es también co-titular de la hermandad.
Para poder ver a la Virgen de la Estrella hemos de esperar el paso de los largos tramos de nazarenos que acompañan a la Virgen. Visten túnica y capa blanca con antifaz de terciopelo azul. Los antifaces de los tramos del Señor son de terciopelo morado.
La hermandad posee dos palios para la Virgen, uno de Rodríguez Ojeda y otro de Garduño, que alterna en sus salidas procesionales.
Ver la salida o la entrada de la hermandad es de obligado cumplimiento en alguna ocasión en nuestra vida cofrade. Son momentos mágicos para embriagarse de devoción y pasión trianera.
También es muy esperado su tránsito por la Magdalena o el saludo a la Hermandad del Baratillo en el Barrio del Arenal. Una parada obligatoria para todas las hermandades de Triana en el regreso a sus templos a la otra orilla del río.
Esta hermandad es conocida también como “la valiente”, por ser la única en efectuar su estación de penitencia en 1932, un año muy convulso política y socialmente en la ciudad.
¿Y tú, sabes algún dato más que quieras contarnos sobre la hermandad de la Estrella? Puedes hacerlo en los comentarios al vídeo para que lo podamos conocer todos.
Acompaña ahora unos minutos a los titulares de la hermandad camino de vuelta a su Capilla de la Estrella en la noche del Domingo de Ramos.