Ser como un niño…

¿Qué ves cuando se acerca el misterio de la Sagrada Entrada en Jerusalén?

El Señor, con su serena mirada, montado en un borrico.

Los niños y la propia borriquilla pequeña a su lado, que lo arropan.

Algunos adultos entre ellos. Los discípulos en la trasera.

Ves también la alta y cimbreante palmera. Y entre sus ramas, subido a Zaqueo… Parece un angelito por su tamaño, pero representa a este personaje esencial para entender la fuerza del Evangelio y, quizás, el mensaje de este misterio de la Sagrada Entrada en Jerusalén.

La Sagrada Entrada es el misterio de la alegría. La Borriquita es la cofradía de los niños, del futuro, de la ilusión… Futuro en cristiano es visión profética. No se trata de adivinar el futuro, sino de protagonizar el presente, anunciarlo creándolo. Haciendo realidad hoy y aquí el Reino de los Cielos. Y profetas somos todos los que fuimos bautizados.

El misterio y la llegada de Jesús a Jerusalén nos muestran lo mismo, ya aquí el Reino. Los últimos, los menos importantes, los más pequeños, pueden estar de fiesta. Es lo que viene a hacer Jesús a la capital de su tierra. ¡A poner la escala de valores del revés! Los últimos serán los primeros.

Para entenderlo, para hacerlo realidad y para ti, un mensaje también claro: Hazte como niño.

Pablo Dors en su libro “Biografía del Silencio” expresa rotundo:

En realidad, tanto más crecemos como personas cuanto más nos dejemos asombrar por lo que sucede, es decir, cuando más niños somos.

¿Es posible entender esto como adultos? Los discípulos parecen también algunos desconcertados. Quizás es la actitud y mirada de fondo a la que Zaqueo se aferró para subir al árbol e ir al encuentro de Jesús. ¿No es de niños subirse a los árboles? Gracias a ello Jesús le llamó y le dijo que quería ir a su casa. ¿Qué actitudes como niños debes quizás tomar para poder ver más allá? Piénsalo, hazlo… Puede que, como Zaqueo, te sorprendas y cambies para toda la vida.

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