La muy antigua Hermandad del Valle, con casi 600 años de historia, impone su sello clásico en el Jueves Santo sevillano.
Sus tres pasos, el relato de la pasión que se narra con ellos, y la belleza antigua de su Dolorosa marcan a los cofrades que la buscan.
Pareciese que el segundo de sus pasos, el pasaje de la calle de la amargura, fuese metáfora de cómo quedamos marcados por ellos.
En el paso de Jesús con la cruz al hombro podemos disfrutar de esta maravillosa talla, probablemente de un discípulo de Martínez Montañes. El Señor, con su mano tendida, consuela a los que lloran su dolor… antepone nuestro dolor al suyo…
Cuando llevaban a crucificar a Jesús, mucha gente y muchas mujeres que lloraban y gritaban de dolor por él, le seguían. Jesús las miró, y les dijo:
–Mujeres de Jerusalén, no lloréis por mí, sino por vosotras mismas y por vuestros hijos.
Entre las imágenes secundarias destaca la presencia de la Verónica. Un personaje traído a la tradición popular desde los textos apócrifos, quien, al secar el sudor de la cara del señor, dejó impregnado su rostro en el paño.
La hermandad pide esta pintura cada año a un reconocido artista, teniendo con ello una pinacoteca exquisita como patrimonio. Entre las anécdotas de los rostros pintados, algunos tan curiosos como el que realizó Sebastián Santos Calero en 2004. En la corona de espinas plasmó unos trenes, recordando el trágico atentado en Madrid del 11 marzo de ese mismo año.
Precisamente la Coronación de Espinas es el misterio que representa el primero de los pasos de la hermandad.
Los soldados del gobernador llevaron a Jesús al palacio, y reunieron toda la tropa a su alrededor. Le quitaron la ropa, le vistieron con una capa roja y le pusieron en la cabeza una corona hecha de espinas y una vara en la mano derecha. Luego, arrodillándose delante de él y burlándose, le decían:
–¡Viva el Rey de los judíos!
También le escupían, y con la misma vara le golpeaban la cabeza.
El rostro doliente del Señor, toda su talla, se la debemos a Agustín de Perea.
Fíjate en contraposición en las caras afeadas, que causan rechazo, de quienes le castigan.
El misterio procesiona en una de las andas más citadas de la Semana Santa sevillana en cuanto a curiosidades, ya que es conocido como el paso de los espejitos. Si observas el calado de la talla de la canastilla, verás los espejos.
Delante del paso de la coronación de espinas podemos ver cada Jueves Santo unas pequeñas andas que portan hermanos de la hermandad con la Santa Espina. Es uno de los elementos patrimoniales más importantes de la corporación.
Y ahora escucha y abre tus ojos…
Es la Banda Tejera la que tiene el honor de poner música a una de las devociones más arraigadas de la ciudad. No es fácil definir la belleza y emoción que transmite esta Virgen. Muchos poetas han glosado sobre ella… muchos versos en pregones y muchas notas musicales que quizás expresen mejor que palabras. Entre ellas una de las más bellas composiciones en marchas procesionales: Virgen del Valle.
Pudiera ser que la Dolorosa saliese de las manos del gran artista Juan de Mesa.
Procesiona en un bello y único palio del siglo XVII. El más antiguo de Sevilla. Merece la pena verlo en todo su conjunto, rematado por el también interesantísimo manto de Rodríguez Ojeda.
La antigüedad del mismo ha requerido que esté restaurándose y haya salido en el año 2022 sin el mismo.
¿Conoces tú más detalles de la hermandad del Valle? Puedes contárnoslos en los comentarios a este vídeo.