El sublime misterio de la Quinta Angustia sobrecoge a su paso.
La hermandad riza el rizo barroco poniendo en la calle su misterio, que es pura poesía en movimiento. Jesús, ya fallecido, es descendido de la cruz por José de Arimatea y Nicodemo, los santos varones.
Después de esto, José, el de Arimatea, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús.
José era un seguidor de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos. Pilato le dio permiso, y José fue y se llevó el cuerpo. También Nicodemo, el que una noche fue a hablar con Jesús, y llegó con unos treinta kilos de perfume de mirra y áloe.
José y Nicodemo, pues, tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas empapadas en aquel perfume, según acostumbraban hacer los judíos para enterrar a sus muertos.
El dramatismo y dolor de la escena, del momento de bajar de la cruz al Señor, ya muerto, toma un mayor relieve con el modo de presentarlo en el paso. Cristo literalmente pende, cuelga, de las sábanas con la que es bajado tras desclavarlo del madero. Un mecanismo en la espalda de la imagen permite este movimiento escalofriante.
Pero la genialidad de la puesta en escena no es más que un pequeño aporte a la majestuosidad de todo el misterio, de todo el paso.
Todas las imágenes, a excepción de la Virgen de la Quinta Angustia son de la gubia de Pedro Roldán. Unas obras de altísima calidad artística. Destaca el tratamiento del cuerpo de Jesús, para mostrar tanto su muerte, como el movimiento en descendimiento.
La Virgen es de Vicente Rodríguez-Caso, quien consiguió realizar una dolorosa que encaja perfectamente en el misterio roldanesco. Con su mirada alta nos invita a compartir su dolor y a contemplar a Cristo.
Las andas procesionales que cobijan al misterio son también excepcionales. Es un paso en madera y bronce. Único en este sentido en Sevilla. Fíjate también en los preciosos faroles que iluminan la escena.
Ver al paso alejarse desde su trasera también impone. Las escaleras altas y elevadas, los santos varones subidos a la cruz, el Señor que desciende en movimiento…
La hermandad ha recuperado la música en los últimos años tras el misterio. Solo tocada en momentos puntuales, acompaña perfectamente la escena. Pero no dejando también comunicar al silencio, que es música también en Semana Santa, y que permite escuchar el crujido de la cruz y el Señor descendiendo.
En otros momentos podemos escuchar voces cantoras, que subrayan el dramatismo fúnebre del momento e invitan a la oración.
La Quinta Angustia es una hermandad, como todas las del Jueves Santo, centenaria, de más de 500 años de historia. Entre sus titulares también se encuentra el Dulce Nombre de Jesús, que antiguamente procesionaba en Semana Santa. Ahora lo hace el Domingo del Corpus.
Algunas de las curiosidades de esta hermandad son su cruz de guía, velada con un paño morado en señal de luto, el llamador de su paso, que es el más antiguo de la Semana Santa, o las cruces que portan sus penitentes de túnica y capa morada. Son cruces arbóreas.
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