La hermandad de la Sagrada Columna y Azotes de Nuestro Señor es conocida popularmente por el nombre de Las Cigarreras por la histórica vinculación de la corporación con la Real fábrica de tabacos. La hoy sede de la Universidad de Sevilla fue el lugar donde se hallaba ubicada la capilla de la hermandad. En la década de los 60 se trasladó la fábrica al barrio de Los Remedios, y con ella, la hermandad, que desde entonces se ha arraigado en este barrio sevillano.
Majestuosas son su salida y “recogía” en la plaza que acoge la capilla.
Entre los tesoros que alberga la centenaria hermandad, sin duda el más importante es el de su bellísima dolorosa. Para muchos cofrades una de las de mayor calidad y belleza de la ciudad.
La hermandad de la Columna y Azotes se fundó en torno a un Cristo atado a la columna, recogiendo con ello el pasaje de los azotes que recoge el Evangelio:
Pilato salió otra vez a hablar con los judíos. Les dijo:
–Yo no encuentro ningún delito en este hombre.
Pilato, entonces, ordenó que azotaran a Jesús.
El trascurso de los años ha ido conllevando una evolución en las imágenes y composición del misterio. Son conocidas por los cofrades las fotografías antiguas del paso de los azotes. Hoy disfrutamos del grupo que ha rematado el hermano de la corporación, Navarro Arteaga, con la incorporación de los romanos. Uno de ellos agachado en la delantera del paso sostiene un recipiente con hiel. Esta era la forma que tenían los romanos para reanimar a los reos flagelados para que no se muriesen o desmayasen durante el castigo y fuesen más conscientes del sufrimiento. Por eso uno de los romanos dialoga con uno de los sayones en la trasera del paso, para que deje de azotar.
El Señor es obra portentosa de Francisco Buiza. Destacan la fuerza y dolor contenido, en tensión, de sus manos atadas a la columna. Impresiona ver también el paso desde su trasera, con la espalda del Señor en el pasillo central que crean los romanos y los sayones que lo azotan.
Como curiosidad en la Semana Santa sevillana destacan las plumas de los cascos romanos. Son negras, cuando lo habitual es que se dispongan de color blanco.
Fíjate también en el romano que porta la clámide púrpura del Señor. Se recoge con este gesto y símbolo la advocación que tuvo la hermandad siglos atrás. El Señor, tras ser azotado, se agacha a coger su túnica. Una imagen que se ha recuperado con el Cristo de la Púrpura que Navarro Arteaga ha ejecutado para la hermandad.
La Virgen de la Victoria procesiona en un bello palio de cajón, cuyo diseño está inspirado en la fachada plateresca del ayuntamiento de Sevilla y en la sacristía mayor de la catedral. Destacan también su manto (de Rodríguez Ojeda) y sus respiraderos, los más antiguos que se conservan de la Semana Santa de Sevilla.
La hermandad de las Cigarreras va camino de sus 500 años de historia. En ella, la vinculación a las casas reales ha sido notoria.
Especialmente la vinculación de Isabel II y Alfonso XIII, camarera mayor y perpetua la primera y hermano mayor perpetuo el segundo. Precisamente Alfonso XIII fue quien distinguió a la hermandad con el uso como insignia del Estandarte Real o Pendón Morado de Castilla, que podemos ver cada Jueves Santo en el cortejo de nazarenos de raso morado con capa de color crema.
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