Un solo paso pone en las calles de Sevilla la hermandad de Santa Marta. ¡Pero qué pasó! ¡Que misterio! El traslado al sepulcro que tallará Ortega Bru es uno de los misterios más sobrecogedores de nuestra Semana Santa.
Jesús, ya muerto y descendido de la Cruz, es llevado entre sábanas por Nicodemo y José de Arimatea hacia su sepultura. José está agachado en la delantera del paso. A la derecha María Magdalena, junto al brazo inerte de Jesús y mirándonos a quienes lo contemplamos. ¿Veis lo que han hecho con mi señor? Parece que nos interroga y cuestiona sobre otras muertes de inocentes…
Tras el señor, de pie, Nicodemo sujetando al Señor con las sábanas. En la trasera Juan y María madre. Delante de ellos Santa Marta y una de la marías. La otra arrodillada a la izquierda del señor. Todo el conjunto creado y situado de manera piramidal y ascendente.
Sólo la Virgen y Santa marta son de un escultor diferente al artista gaditano. La Virgen de las Penas y Santa Marta son del onubense Sebastián Santos.
Después de esto, José, el de Arimatea, pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. José era un seguidor de Jesús, aunque en secreto por miedo a los judíos. Pilato le dio permiso, y José fue y se llevó el cuerpo. También Nicodemo, el que una noche fue a hablar con Jesús, llegó con unos treinta kilos de perfume de mirra y áloe. José y Nicodemo, pues, tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas empapadas en aquel perfume, según acostumbraban hacer los judíos para enterrar a sus muertos.
Las mujeres que habían acompañado a Jesús desde Galilea fueron y vieron el sepulcro, y se fijaron en cómo sepultaban el cuerpo.
Entre los detalles destacados de la escena se encuentra la rosa que emerge entre el campo de lirios que compone el suelo del misterio.
La rosa está situada justo debajo de la mano sin vida del señor. Simula que, tras caer una gota de sangre de ella, brotó vida. Así es también paradójicamente su muerte. Una muerte el que engendra vida y que se volverá vida el Domingo de Resurrección. En Lunes Santo, en Sevilla, Santa Marta pasea aun el cuerpo sin vida del Señor de la Caridad.
Santa Marta es una cofradía que debemos planificar bien dónde y cuándo verla. Al estar su sede (la capilla de san Andrés) muy cerca q del recorrido oficial, hace que su tránsito sea corto. Además, lo hace de manera rápida, por ser una cofradía de silencio, oración y recogimiento.
Su gran nómina de nazarenos, con túnica negra de cola y cíngulo blanco, se reparte entre los que van con cirio delante del paso y los penitentes. Los penitentes son nazarenos sin capirote, con una cruz sobre el hombro y que, en Santa Marta, van detrás del misterio. La hermandad se caracteriza por tener unos largos tramos de penitentes tras el paso, algo no tan habitual en Semana Santa cuando, normalmente, el último paso cierra la cofradía.
Preciosas son su salida y su entrada. Las campanas de la Iglesia tocan a muerte. A funeral. Sobrecogedor momento. Como todo lo que hace y cuida esta hermandad única en Sevilla.
¿Conoces tú algún otro detalle de la hermandad que quieras darnos a conocer? Puedes hacerlo en los comentarios a este vídeo.
Admira en él el portentoso misterio de la Hermandad de Santa Marta.