Conoce la Hermandad de El Cerro

Todo un barrio en la calle. La religiosidad popular en su máxima expresión. El ejemplo de la vertebración y el cuidado de un barrio y su gente a través de una hermandad. El Cerro del Águila sale a las calles de la ciudad y conquista no solo las calles del centro, sino el corazón de Sevilla.

Pocos años hace de su primera estación de penitencia a la catedral, pero suficientes para consolidarse en la nómina del Martes Santo y ser imprescindible para nuestra Semana Santa. Hoy sus hermanos, que visten túnica y capa blanca con antifaz de terciopelo burdeos, hacen el meritorio largo recorrido de más de 10 km llevando tres pasos. El Señor de la Humildad en el primero, el misterio del Cristo del Desamparo y Abandono en el segundo y a la Virgen de los Dolores en el tercero.

Con la llegada del Nazareno de la Humildad el Martes Santo tiene ahora dos hermandades con 3 pasos, el Cerro y San Benito.

El Nazareno es obra de Juan Miñarro, y ya antes de salir a las calles, adquirió una gran devoción en el barrio. Procesiona en un paso de alto valor artístico creado por el hermano y vecino de la corporación Francis Verdugo. La Cruz que porta es única en su estilo en la Semana Santa sevillana. Una cruz arbórea y plana a la vez, de gran tamaño y que, como curiosidad lleva en su interior una astilla de una cama del campo de concentración de Austvitch. Con ella una hermosa oración que comienza así:

A Jesús de la Humildad

Te rogamos, Señor

por todos los seres humanos que sufrieron

en cualquier momento de la Historia

El misterio del Cristo del Desamparo y Abandono era el paso de Cristo con el que la hermandad procesiono desde su primer año de llegada a la catedral. El misterio recoge el pasaje evangélico en el que un soldado romano, al ver lo que ocurrió a la muerte de Jesús, expresó reconocer que, verdaderamente, él era el hijo De Dios.

Jesús dio un fuerte grito y murió.  Y el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El centurión, que estaba frente a Jesús, al ver que había muerto dijo:

–¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!

El Cristo es una valiosa talla anónima del siglo XVII, y el resto del misterio, tres romanos y un sayón judío que señala al cielo, son obra de juan Manuel Miñarro. Especialmente llamativos son los ojos del soldado que mira a Jesús reconociendo su divinidad.

Las andas del misterio son muy características y diferentes. De madera oscura de caoba y profusos labrados en plata a lo largo de toda su talla lo hacen especialmente distinto y único entre los pasos sevillanos.

La Virgen de los Dolores, la gran devoción de la hermandad, procesiona en un cuidado palio granate y oro. Los dibujos del bordado de su negro manto son únicos y hacen del palio muy reconocible desde su trasera, donde destacan también sus candelabros de cola en forma de farol.

Fíjate en los remates de sus varales, en forma de águila, en sus ángeles ceriferarios entre varales, los detalles de sus respiraderos. Todo es poco para la Madre del Cerro.

Alguna vez en nuestra vida cofrade debemos intentar ver salir a esta hermandad desde su Parroquia de los Dolores.

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