El Dulce Nombre (Historia)

Breve historia de la Hermandad del Dulce Nombre

Esta Hermandad y Cofradía de nazarenos parece brotar de la fusión en los siglos XVI y XVII de tres congregaciones distintas:

La primera la de “Los Niños Perdidos”, cuyo fin era atender y socorrer a los niños y niñas huérfanas, desamparadas y abandonadas.

La segunda, una Hermandad de Gloria y Luz llamada del “Dulce Nombre de María”, de finales del siglo XVI. En el siglo XVIII se transforma en penitencial y se pasa a llamar del “Dulce Nombre de María y Mayor Dolor de Cristo”.

La tercera, la de “la bofetada que dieron a Cristo en casa de Anás”, de finales del siglo XVI.

A consecuencia de la peste de 1649, la cofradía llegó casi a la extinción. Esta cofradía hizo la última estación de penitencia con tres pasos en la Semana Santa de 1745.  Aunque no hay testimonio cierto, el primer paso sería el de la escena de la bofetada, el segundo el Santo Cristo del Mayor Dolor y el tercero el de la Virgen acompañada de San Juan.

Un grupo de sevillanos conoce la existencia de los titulares de esta antigua hermandad y decide reorganizar la corporación en el año 1919. Al año siguiente hace por primera vez estación de penitencia con las antiguas imágenes en dos pasos: el Señor de la Bofetada y la Virgen del Dulce Nombre.

En 1923 procesiona por primera vez la actual imagen de Nuestro Padre Jesús ante Anás y el misterio de “la Bofetá”. Todos obra de Antonio Castillo Lastrucci. Serán las primeras imágenes del autor para la Semana Santa sevillana. Impactaron por su belleza plástica y su innovadora y acertada composición, siendo referente para futuros misterios.

En abril de 1924 salen por primera vez bajo palio las actuales imágenes de María Santísima del Dulce Nombre y San Juan Evangelista. También de la gubia de Castilla Lastrucci.

En 1968 entra en su nueva sede canónica, la Parroquia de San Lorenzo. Allí ocupa la capilla donde previamente estuvo la Hermandad del Gran Poder.

(fuente textos: web hermandad)

 

Y será llegado el momento de esperarla…

La noche sevillana haya en ti su más especial expresión.

Madre nuestra, ¿será posible tanta maravilla?

Será el momento de mirarte…

Será el momento de contemplar esos ojos

que embrujan, que se agrandan en la calle,

que miran con maternal comprensión…

Habrá merecido la pena ir para haber esperado

simplemente el instante en que la luz de la cera

gastada de la candelería ilumina tu rostro incomparable…

¡Entonces tus ojos parecen tener vida!

Reina del Dulce Nombre, ¡qué guapa eres!

Merece la pena vivir para esperar

que entres en San Lorenzo.

(Rafael de Gabriel)

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