¿Lo soltamos?

A ti y para ti te lo pregunto…

No es fácil aguantar en la delantera del paso de misterio de la Hermandad de San Benito. Sobre todo si acudes a verlo en actitud de comprender y sentirte interpelado de lo que en él se representa.

¿Qué hago con Él? Te está preguntando directamente Pilatos… ¿Soltarlo?

No, no toca responder como si Jesús pudiese hacer su vida. Es saber si quieres que se meta en la tuya. Que siga vivo, con su mensaje en ti…

Porque no lo dudes. Así es como Jesús sigue vivo hoy. Es así como puede seguir haciendo realidad su Reino, en ti. Por eso lo vemos vivo en el misionero, en la religiosa que entrega su vida, en el cooperante que acoge, en la acción social de tu hermandad…

Por eso no es tan fácil responder y aguantar la mirada a Pilatos y al Señor. Quizás por eso Él, en el paso, no te mira directamente a tus ojos, hasta en eso quiere respetar tu voluntad, tu libertad, tu decisión…

¿Comprendes ahora mejor a quién se dirige Pilatos? Es así también como podríamos situarnos ante las actitudes y personajes sobre el paso de misterio.

Desafortunadamente hay pocos valientes ahí arriba. Solo las mujeres, que apartadas de la decisión final saben que la respuesta no debe ser esa. Detenernos en ellas en el misterio de San Benito es de obligado cumplimiento. En nuestra Semana Santa es un subrayado importante sobre la mirada sensible y profunda en los acontecimientos cotidianos. Las mujeres, tantas veces apartadas de la decisiones importantes, llevaban razón. No es a Él a quien debes ajusticiar, Pilatos.

Sobre ellas se impone la vorágine de la masa, del todos o casi todos. Los Evangelios lo describen como un griterío que quiere desatar otras claves en la vida. El no presente se hace presente. Barrabás. El querer combatir con armas, el imponer lo que piensas o quieres por las malas. El igualarse al otro mal que se impone, el poder romano.

Sobre el misterio posibles justificaciones a un modo de actuar que iguala, por mal, a polos opuestos. El sanedrita… ¿Presiones o justificaciones aparentemente religiosas? El romano… ¿Obedecer órdenes sin más? ¿No cuestionar a quien te manda? El esclavo… ¿eres esclavo hasta el punto de, calladamente, atar y llevar a ejecutarse causas injustas? ¿Somos esclavos de lo prestablecido, no podemos hacer nada? No hacer es hacer. Es decidir no hacer…

Seguramente todo es  mucho más complejo de como lo describimos, pero ser conscientes es ya un paso adelante.

Cuestionarnos, el camino para un posible paso o decisión adelante.

Por eso, recuerda, Pilatos te está preguntando a ti… ¿Lo quieres como Señor de tu vida? ¿Quieres liberarlo dentro de ti? ¿A qué te lleva esa decisión?

Ese es probablemente el misterio también de la Encarnación que María nos recuerda en su advocación. No es solo que vino y se hizo hombre. Es que sigue llamando a tu puerta para entrar en tu casa…

 

Comments are closed.