Largos tramos de nazarenos azules poblan las calles de la ciudad en la tarde y noche del Miércoles Santo. La Hermandad del Baratillo es la más numerosa en cuanto a nómina de nazarenos de las hermandades que residen en el conocido barrio del Arenal de Sevilla. Junto a la Carretería, las Aguas y Jesús Despojado, otorgan un sello cofrade señero a este enclave de la cuidad por el que, entre otras muchas, pasan todas las hermandades de Triana. Todas, además, se vuelven y saludan cara a cara a la Virgen de la Caridad, a la Piedad y al Señor de la Misericordia cuando van de regreso a su barrio.
Como no podría ser de otra manera, el aire trianero y alegre también impregna a la hermandad más cercana al río que las une. Sus costaleros combinan el caminar alegre trianero en su barrio, con la elegancia cuando suenan marchas como la Madrugá o Macarena de Cebrián en el entorno de la plaza del triunfo. Un repertorio musical que el Carmen de Salteras interpreta con gusto en los momentos elegidos.
Baratillo es Caridad y es Piedad. La Piedad del Baratillo. La madre niña y bella que, rota, recoge en su regazo a su hijo muerto.
Ese acoger y encarar la muerte en su mirada baja, es en la que muchos toreros se ven reflejados y acogidos. El lugar en el que se encuentra la Capilla de la Piedad, al lado de la Plaza de la Maestranza, ha forjado este vínculo entre la hermandad y sus titulares con el mundo taurino.
La Piedad es obra de Fernández Andes. El Señor de la Misericordia de Luis Ortega Bru. Ambos conforman un bello conjunto que deja atrapada la mirada de cuantos lo contemplan.
El acompañamiento musical de la Banda del Sol completa la escena clásica donde las haya.
La representación de la Piedad, recogida por centenares de artistas en todos los tiempos, expresa como pocas el dolor de una madre ante la muerte cruel de su hijo. Esta escena no aparece en los Evangelios, pero la tradición popular religiosa ha visto en ella reflejada la verdadera dimensión de dolor ante la muerte de Jesús.
Dolor que sí parece anticipar Simeón cuando José y María llevan al niño al templo. Ese niño, pequeño y en brazos de su madre, vuelve a su regazo, ya sin vida…
Simeón dijo a María:
–Mira, este niño está destinado a hacer que muchos en Israel caigan y muchos se levanten. Será un signo de contradicción que pondrá al descubierto las intenciones de muchos corazones. Pero todo esto va a ser para ti como una espada que te atraviese el alma.
La Virgen de la Caridad es también obra del escultor Fernández Andes. Procesiona en un bello palio de terciopelo morado. Muy sevillano. En el diseño y ejecución de bordados y orfebrería, nombres tan señeros en el arte cofrade como Villareal, Seco, Caro… Todo es poco para la Virgen de la Caridad cuya advocación completa dice también, en su Soledad, la que alivian sus devotos cada día y, especialmente, cada Miércoles Santo.
Son muchos los cofrades que desean ver a la Virgen de la Caridad con su conocida y popular marcha “Caridad del Guadalquivir”.
Una hermandad que mantiene en la cúpula de su capilla la cruz de cerrajería del siglo XVII que le da origen. La Santa Cruz es titular de la hermandad. La cruz de forja del barrio del Arenal presidió un gran enterramiento por una epidemia que asoló la ciudad. El dolor de la Piedad como reflejo del dolor de tantas familias ante la pérdida de sus seres queridos.
Queda ahora con Ella y, como en otras ocasiones, si conoces más detalles y curiosidades sobre la hermandad del Baratillo, puedes compartirlos con nosotros en el área de comentarios de los vídeos. ¡Los esperamos!