La elegante y sobria hermandad del Cristo de Burgos viste de negro la jornada del Miércoles Santo. Es la heredera de una devoción muy arraigada en décadas y centurias anteriores.
El Santo Cristo de Burgos original de la catedral de Burgos, es una talla del siglo XIV. Una imagen a la que se le atribuyen muchos milagros y muy venerada desde antiguo.
El Cristo de Burgos y el de San Agustín, eran probablemente de las devociones de Cristo Crucificado más arraigadas en la ciudad.
De hecho, el escultor del Cristo de Burgos, en documento a la hermandad, se compromete a hacer la imagen según la forma del Cristo de San Agustín, con cabellos largos y paño en el cuerpo. Esta imagen única y de siglos anteriores cambia cuando le son sustituidas la cabellera y el paño por unos tallados.
La hermandad tiene el honor de residir en la Plaza de San Pedro sevillana. Junto a ella la Plaza que recibe el nombre de su titular cristífero. Una Plaza del Cristo de Burgos que concita a cientos de cofrades en la noche de cada Miércoles Santo para acompañar a los titulares cuando va ya de recogía… Silencio y recogimiento para el Señor.
Y los sones inconfundibles de la banda del Maestro Tejera para Madre de Dios de la Palma.
El sol de la tarde deja ver la riqueza del bordado y el color granate y vivo del palio de la Virgen.
Su mirada alta, buscando consuelo y respuestas a su sufrimiento de Madre.
Sus ojos grandes y expresivos hacen de la dolorosa una de las de mayor personalidad de la Semana Santa sevillana.
Su autor es Manuel Gutiérrez Reyes Cano. Cuando nace la hermandad, la dolorosa lo hace a los pies del Señor en la cruz, junto a San Juan y María Magdalena.
Fíjate en los candelabros de cola del paso de palio, en forma de farol.
El Señor es una de las tallas más antiguas de cuantas procesionan en Sevilla. Probablemente solo superada por el Cristo de la Vera Cruz, pero como talla documentada sí consta como la más antigua de la Semana Santa de Sevilla. Es de Juan Bautista Vázquez “El Viejo”, de 1573.
Ver el paso de Cristo a la luz de la tarde permite ver el cromatismo y precioso colorido de su canastilla y sus cartelas. Un color que pudo salir a la luz en su última restauración y que hace a estas andas únicas y muy interesantes de apreciar a corta distancia.
La hermandad contiene en su título las “negaciones y lágrimas de San Pedro”. A mediados del siglo XX encargó la hechura de un grupo escultórico que recogiese en un tercer paso de misterio este pasaje evangélico, pero no llegó a realizarse. Curiosamente, hoy, la hermandad del Carmen que sí recoge este momento de la pasión, procesiona el mismo día que el Cristo de Burgos, y pasa por la puerta de su parroquia.
Hay muchos más datos interesantes en la vida de esta hermandad centenaria, como la convivencia e historia compartida en la Parroquia de San Pedro con otra hermandad de Miércoles Santo, el Buen Fin.
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