La hermandad de Padre Pío es otro bonito ejemplo de barrio humilde y la bendición de tener una cofradía que lleve al Señor y la Virgen a las puertas de sus vecinos.
Una peña flamenca, una banda de cornetas y una cruz de mayo están en el origen de esta hermandad que nace en los años 80. Es muy interesante y destacado que los feligreses lo primero que promueven es la creación de una parroquia en el barrio. Ya fundada, ahí residirá la Agrupación Parroquial en sus orígenes.
Su deseo, contar con una dolorosa que encargan a Luis Álvarez Duarte y que es bendecida por Fray Carlos Amigo en 1987. No fue hasta 1993 cuando realiza su primera salida bajo palio, con la ayuda generosa de otras hermandades para poder realizarla: la Esperanza de Triana, la Paz, el Cerro…
Precisamente es a la parroquia del Cerro donde realiza la hermandad de Padre Pío hoy día su estación de penitencia. Esta relación de hermandad es algo más que un símbolo. Un ejemplo y espejo en el que reflejarse en crecimiento y arraigo en el barrio. Una estación que, por su recorrido amplio, demanda un importante esfuerzo a sus hermanos. La cofradía sale temprano, a las 3 de la tarde, y se recoge pasada la 1.30 de la madrugada.
La estación de penitencia al Cerro comenzó a realizarse en 2008.
Como dato curioso, sus hermanos salieron vestidos con el hábito nazareno por primera vez en 2003, dos años antes de ser erigida como hermandad de penitencia en 2005.
El Señor de la Salud y Clemencia es una obra de Fernando Murciano, realizada en 1996. La hermandad de la Candelaria, cuyo titular cristífero es también de la Salud, fue la madrina de su bendición.
La hermandad proyecta un nuevo paso para el Señor, que hoy procesiona sobre un canasto de madera oscura y candelabros de plata.
La Virgen de la Divina Gracia procesiona bajo palio burdeos, aun sin bordar. En estos años ha ido enriqueciendo su paso con nuevos respiraderos, nueva gloria del techo de palio… También en los últimos años ha estrenado una saya bordada la Virgen. Todo es poco para la bella dolorosa, origen y causa de la devoción del barrio y de la hermandad.
El largo camino hasta la Parroquia de los Dolores del Cerro es metáfora del que emprenden hoy día muchas hermandades humildes. Un ejemplo para todos. Un motivo para el apoyo del cofrade y para acudir a arroparlos en su salida siempre que podamos.
Sus hermanos nazarenos visten una elegante túnica color marfil, con capa del mismo color y antifaz burdeos. Un hábito de fiesta. Como todo barrio se viste y engalana para un día grande, el de su hermandad, el de sus titulares, el de su gente, su cariño y fe…