Salir corriendo…

La Hermandad de Pino Montano rinde homenaje a uno de sus titulares de diferentes modos y con diversos signos y referencias. Hablamos de San Marcos Evangelista.

Aunque no se puede afirmar a ciencia cierta, algunos biblistas interpretan que podría ser el propio San Marcos Evangelista el que narra, en primera persona, lo que ocurre en el monte de los olivos cuando prenden a Jesús. Esto es debido al curioso detalle (aparentemente poco significativo) de la presencia de un joven allí en la escena.

Todos los discípulos abandonaron a Jesús y huyeron. 51 Pero un joven le seguía, cubierto solo con una sábana. A este lo atraparon, 52 pero él, soltando la sábana, escapó desnudo.

Puedes ver al joven que seguía a Jesús en la trasera del paso. Agachado. Previo a la huida.

La escena es terriblemente violenta. En ese mismo pasaje, San Marcos relata cómo uno de los seguidores de Jesús saca una espada y corta la oreja a un criado del sumo sacerdote. No es de extrañar que ante lo que allí se produjo el joven que seguía de lejos a Jesús y sus discípulos saliese corriendo ante el temor de ser también apresado.

El miedo es un sentimiento totalmente humano. Bien canalizado incluso es un aliado en caso de peligro. Nos pone en alerta y nos ayuda a que todos los sentidos estén enfocados en lo que necesitamos en cada momento.

Es el propio Jesús, quien, a pesar de ser apresado y empujado, tal y como aparece en el paso, pone paz y calma. No es la venganza ni la violencia su legado. Es amor su mandamiento.

Es todo muy extraño. Es natural desear vengar a quienes dañan, es normal querer defenderte violentamente de quienes te agreden. ¿Qué es todo esto tan raro y diferente? Puede que esa fuese la actitud de búsqueda y curiosidad que tenía el joven que escondido seguía a Jesús y sus discípulos.

Seguir de lejos, salir corriendo… o como Pedro, incluso llegar a negarlo por temor… Somos frágiles, pero en esa fragilidad se apoya el propio Jesús. No eligió a sus seguidores por ser perfectos. Tampoco nosotros. Aunque sueña para todos una mejor versión. Abrirnos a ella puede llevarnos a caminos insospechados.

Si ese joven fue realmente San Marcos, cuánto le debemos por haber seguido aparentemente de lejos a Jesús y escribir lo que vio… Y si no, ¡quién sabe lo que pudo influir ese modo diferente de pensar y ser de Jesús en su vida, en sus relaciones, en su manera de comprender la realidad….

Es la lógica del Amor. La mirada siempre abierta a leernos, vernos y querernos como solo sabe una Madre…

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