Conoce la Hermandad de El Calvario
Dijo:
–Todo está cumplido.
Luego inclinó la cabeza y murió.
En la noche en la que toda la Iglesia ora despierta con Jesús, la Hermandad del Calvario impone su sello de silencio, austeridad y respeto en las calles del centro de la ciudad.
Esta es la noche en la que muchos, a imitación de aquella noche en el Monte de los Olivos, trata de acompañar en vela la pasión y juicio vivido por Cristo en la noche mas larga e injusta… un calvario que acabará en el calvario. En la Cruz.
El Santísimo Cristo del Calvario es obra excelsa de Francisco de Ocampo. Su talla se encargó teniendo como referencia el Cristo de la Clemencia de Martínez Montañés, al que recuerda la magnífica talla del Calvario.
Procesiona unas bellas andas de madera. Fue el primer paso realizado en madera de caoba sin dorar e iluminado por hachones en las esquinas en la Semana Santa sevillana.
En su canasto puedes ver unas águilas bicéfalas, talladas también en madera de caoba, con medallones de plata en los que van labrados los evangelistas.
Destacan sobre el paso las dos características jarras de plata que cada año acompañan al Señor portando claveles rojos.
Observar todo su conjunto, incluidos sus magníficos faldones bordados, es todo un gozo para los sentidos.
El Cristo del Calvario va clavado sobre un monte de roca también tallado. Un hecho no habitual en Semana Santa, donde la mayoría de crucificados van sobre montes de flores.
La Virgen de la Presentación es una obra atribuida a Juan de Astorga. Su rotunda belleza se ilumina con una de las candelarías más pobladas de nuestra semana santa.
El maravilloso palio de cajón de la Virgen de la Presentación es obra de Rodríguez Ojeda. El rotundo conjunto de dolorosa, palio y manto, lo es tanto como el sonido de cada levantá en la Madrugá sevillana. Es la única nota sonora de esta hermandad en la calle que, en silencio, completa el trío de negro ruan y silencio en las hermandades que procesionan en la noche: Silencio, Gran Poder y Calvario.
Buscar la hermandad en el amanecer, ya llegando a su parroquia, es uno de los momentos que no puedes perderte alguna vez en tu vida cofrade.