Primitiva Hermandad de los Nazarenos de Sevilla, Archicofradía Pontificia y Real Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, Santa Cruz en Jerusalén y María Santísima de la Concepción.
Un título y una pausa al escucharlo ante la considerada como la madre y maestra de las hermandades de penitencia de la ciudad de Sevilla. Sus primeras reglas, de 1356, muestran ya la devoción a Jesús Nazareno. Desde entonces, la procesión de penitencia tiene lugar en la madrugada de cada Viernes Santo.
Sus cofrades vistieron túnica morada, una soga a la cintura y con el rostro cubierto sujeto por una corona de espinas. Cargaban una pesada cruz y llevaban los pies descalzos.
Esta manera de vestir es la que da origen al nombre “nazarenos” para referirse a los hermanos que visten túnica en todas las hermandades sevillanas.
Entre las motivaciones para sus fundadores, glorificar a Cristo llevando la cruz. Y esto es lo que presenciamos y vivimos cada año cuando el Señor se acerca. La portentosa obra es atribuida a Francisco de Ocampo. Su rostro sereno, su postura regia, su manera de portar la cruz… Todo es mensaje de gloria y salvación a través de la cruz.
Precisamente la cruz de carey que porta el Señor es uno de los símbolos más identificativos de la hermandad. Sus nazarenos penitentes también llevan la cruz al revés, como se suele decir entre los cofrades.
Y si majestuosa es la presencia del Señor en su paso, no lo es menos el templo que cobija a María Santísima de la Concepción. La bella obra de Sebastián Santos es acompañada por San Juan, y procesiona en uno de los palios más impresionantes de toda la semana santa sevillana. Todo en orfebrería de plata, de Cayetano González, e inspirado en la Catedral de San Marcos de Venecia.
Destacan también los bordados de su manto, de Olmo. Precisamente a este mismo taller de bordados debemos una de las insignias más características y llamativas de la hermandad, su simpecado de maya.
Fíjate en el curioso exorno floral del paso de palio. Siempre es azahar, dejando una inconfundible fragancia a su paso.
Peros si hablamos de símbolos e insignias, no podemos eludir hablar de su cruz de guía, esperada cada año por muchos cofrades a su salida, y a la que se canta una saeta. La Santa Cruz de Jerusalén es titular de la Hermandad.
Esta cofradía está llena de simbolismo. Busca entre sus nazarenos de túnica y antifaz negro ruan, con cinturón de esparto y altísimos capirotes, a aquel que porta una espada. Representa la defensa del dogma de la Inmaculada, también representado con un cirio.
Espada y cirio son portados por dos nazarenos a ambos lados de la bandera blanca de la hermandad.
La hermandad es popularmente conocida como “el silencio”, por su recogimiento y compostura en las calles.
Muy reconocibles son también los popularmente llamados “pitos del silencio”. Es la música de capilla que precede a ambos pasos y cuyas notas musicales nos transportan directamente a la madrugá sevillana. Entre ellas las conocidas “saetas del silencio”.
Imprégnate ahora de su paso y, si quieres, puede aportar más datos de esta primitiva hermandad en la zona de comentarios. ¡Los esperamos!