Breve historia de la Hermandad de Los Gitanos
En 1753, en un difícil contexto para los gitanos, un grupo del barrio de Triana funda la hermandad en el Convento del Espíritu Santo.
El Miércoles Santo de 1759 realiza su primera estación desde el Convento del Pópulo, del barrio del Arenal.
Pasa por las parroquias de San Esteban y San Nicolás antes de su traslado a San Román, donde reside durante un siglo.
Durante los sucesos de 1936 son incendiados numerosos templos sevillanos, entre ellos la Parroquia de San Román. La corporación perdió sus sagradas imágenes y prácticamente todo su patrimonio.
En marzo de 1937 se bendice la nueva imagen de la Virgen, de Fernández Andes. Ese año la hermandad realiza estación de penitencia solo con la Virgen de las Angustias. Salió en el paso de palio cedido por la Hermandad del Baratillo. El año siguiente ya realiza estación con los dos pasos.
La nueva imagen del Señor de la Salud es obra también de Fernández Andes.
En 1999 la hermandad se traslada a su actual sede canónica, templo construido con la inestimable ayuda de la Duquesa de Alba.
En 1988, la Virgen es coronada canónicamente. Entre sus proyectos y obras sociales destaca que se lleve a cabo en el aislamiento chabolista del Vacie.
(fuente textos: web hermandad)
Yo no soy gitano
y no me culpes por ello,
porque Dios puso en la tierra
a cada uno su sello.
Hoy te habla un sevillano,
de pura raza en el tiempo
y de piel blanca, curtida
a base de sufrimiento.
Pero no sé qué me pasa,
cuéntame lo que siento,
porque al mirarte a la cara,
¿por qué siempre que te veo
me abrasan los sentimientos?
Y la sangre se alborota,
de mi boca hasta tu boca
corre un río de secretos,
de mis manos a tus manos,
en ese espacio de tiempo
noto amor y noto orgullo
y sin ser uno de los tuyos
más te quiero y más te siento.
Tú rompes la Madrugá,
la túnica libre al viento,
los puños de tu camisa
y dos gemelos que a la brisa
dan compás y movimiento.
Te espera toda Sevilla
con el frío de la mañana
subiendo la Costanilla,
por la Plaza de la Alfalfa,
(…)
Por Valle, por Artemisa
donde vivían los gitanos,
los tuyos de piel ceniza.
Un bendito itinerario,
que sin ti no existiría,
llegando hasta el Santuario,
a compás de bulerías.
Tanta falta que me hacías,
me agarré a tu amor pidiendo
con la esperanza que un día
la angustia que yo tenía
se fuera desvaneciendo.
Gitano de piel morena
salud para los enfermos.
(Rafael González Serna)