Poco a poco…

Poco a poco

Mucho proclama e inspira la Hermandad de Los Gitanos cuando pone su cofradía en la calle. Un ejemplo de raza, de cariño desbordado y bien canalizado; de entrega y camino que da frutos, poco a poco…, tal y como anda el Señor en su paso cada madrugá.

En el mundo de la prisa, del conseguirlo todo rápido y pronto, del crecer demasiado deprisa; el caminar pausado sobre los pies del Cristo de la Salud pone el contrapunto necesario para quienes acudimos a verlo.

Es un ir contracorriente sin necesidad de dar pasos atrás, o en dirección contraria…

Los procesos de maduración requieren su tiempo, las relaciones humanas profundas también. Lo mismo el crecimiento de una planta frondosa. No podemos pasar del grano de mostaza al árbol con grandes ramas que cobija a decenas de aves.

¿No tenemos paciencia? La cultura de la prisa no ayuda a ejercitar esta virtud. Los estímulos constantes, los cambios de ritmo y velocidad de imágenes que ya necesitamos hasta en las películas, no saber pararnos sin hacer nada. Ir tan rápido nos hace perder las raíces del sentido común y la reflexión necesaria.

Relaciones, comunicacion, trabajo… Todo está bajo el prisma de  la celeridad.  Quizás en algunas ocasiones nos haga más eficientes pero muchas otras, vamos perdiendo la pátina de lo humano en el camino.

La paciencia todo lo alcanza, decía santa Teresa. Paciencia, pausa, poco a poco…

La advocación del Señor también nos remite a La Salud. Cuando falta parece que todo se resitúa. Eres más consciente del tiempo que ha pasado o pasa deprisa sin, quizás, haberlo aprovechado, haber saboreado el día a día con la pausa necesaria.

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