La dolorosa más antigua de la Semana Santa sevillana y la primera en procesionar bajo palio, lo hace hoy sola, al pie de la cruz, cerrando el Sábado Santo en la carrera oficial.
Desde el siglo XVI y hasta la entrada en la nómina hace 50 años de la hermandad de la Resurrección, la Soledad ha sido siempre la que ha cerrado la Semana Santa sevillana.
Muchos cofrades aun siguen realizando el gesto simbólico de tocar la puerta de la Parroquia de San Lorenzo, una vez cerrada, tras entrar la Virgen después de la estación de penitencia de la hermandad a la catedral.
María Santísima en su Soledad es una talla anónima datada en la primera mitad del siglo XVI.
Puede apreciarse su antigüedad en su bello y dulce rostro. Una expresión aparentemente hierática que el poso de los años y la devoción depositada sobre Ella, la ha cargado de una expresividad contenida a la que difícilmente se puede resistir el cofrade que acude a verla.
La Soledad, a quien cientos de cofrades buscan cotidianamente en su capilla para buscar su calor en su mirada baja y humilde, adquiere una mayor dimensión, aun si cabe, en su paso procesional. Parece un gran altar de triduo o quinario. Más de cien puntos de luz la alumbran y arropan su soledad. Candelería y candelabros armoniosamente dispuestos para un paso único.
Al pie de la cruz. Con el sudario y las escaleras apoyadas en la cruz desnuda. Ya no está su hijo… Así lo expresa el Stabat Mater:
De pie la Madre dolorosa
junto a la Cruz, llorosa,
¡Oh cuán triste y afligida
estuvo aquella bendita
Madre!
¿Qué hombre no lloraría
si a la Madre de Cristo viera
en tanto suplicio?
¿Quién no se entristecería
a la Madre contemplando
con su doliente Hijo?
Todo el paso neobarroco de la Soledad es una bella obra cargada de simbología.
Puedes ver una trama de azucenas talladas y estofadas en blanco que expresan su pureza. Otro elemento característico de las andas en una inscripción que rodea todo el paso. Con bellos versículos en latín de las Sagradas Escrituras que dicen:
¿A quién te compararé o con quién te asemejaré, hija de Jerusalén? ¿A quién te igualaré yo para consolarte, Virgen, hija de Sión? Inmenso como el mar es tu quebranto.
¿A dónde se fue tu amado? ¡Oh la más hermosa de las mujeres! ¿A dónde se marchó tu Querido, y le buscamos contigo?
Casi desde sus orígenes, los hermanos de la Soledad visten túnica blanca con escapulario y antifaz negros. Hoy su cortejo es muy numeroso, más de mil nazarenos, destacando el altísimo número de menores que realizan estación de penitencia en esta hermandad, que es de corte serio y silencioso. Quizás todo es fruto del bonito trabajo que durante todo el año la hermandad realiza para cuidar a sus niños soleanos.
Son muchas las hermandades ejemplares en Sevilla por su labor en obras sociales bajo las diputaciones de caridad. La bolsa de caridad de la Soledad tiene un curioso lema que podemos leer cuando vamos a visitarla a su capilla: Si no puedes nada, nada. Si puedes poco, poco. Su puedes mucho, mucho.
También podemos verlo en una insignia en la cofradía, el Guion de la Caridad.
La hermandad fue pionera en crear el sobre de la caridad para donaciones de sus hermanos. Hoy, esa colecta va bajo el manto de la Virgen en su paso, cada Sábado Santo.
Un motivo más para que la Virgen de la Soledad pueda sentirse orgullosa de sus hijos. Porque, si ella está sola, también se siente así por los que están solos y abandonados hoy aquí, en la tierra, en Sevilla, a nuestro lado. Todo lo que podamos hacer por ellos es como si lo hiciésemos a Ella… y a su hijo…
¿Conoces tú más detalles curiosos de la hermandad de la Soledad de San Lorenzo? Puedes compartirlos con nosotros en los comentarios a este vídeo.