La Real Hermandad Servita, a pesar de su juventud, ha contribuido a dotar de un sello característico a toda la jornada del Sábado Santo.
Esta cofradía, especialmente diseñada por Antonio Dubé de Luque, cuida cada detalle en su cortejo y pasos procesionales.
Todo remite al luto y penitencia por la muerte del Señor. Especialmente llamativo es el misterio de la Piedad, en su primer paso. Los sones de marchas fúnebres contribuyen a la contemplación y oración.
El expresivo sufrimiento de la Virgen de los Dolores y el cuerpo totalmente sin vida del Señor en sus brazos, conmueve a cuantos lo vemos.
Fíjate en la delicadeza con la que la Virgen toma en su mano la cabeza sin vida de Cristo.
Observa las rodillas del Señor, totalmente destrozadas por sus caídas camino del Calvario.
El conjunto, es expresión máxima de los Siete Dolores de Santa María. Concretamente, el grandísimo escultor Montes de Oca, representa la sexta angustia de María: el dramático momento en el que, tras ser descendido de la cruz, el cuerpo inherte de Cristo reposa sobre su regazo.
Esta escena no aparece en los Evangelios, pero la tradición popular religiosa ha visto en ella reflejada la verdadera dimensión de dolor ante la muerte de Jesús. Dolor que sí parece anticipar Simeón cuando José y María llevan al niño al templo. Ese niño, pequeño y en brazos de su madre, vuelve a su regazo, ya sin vida:
Simeón dijo a María:
–Mira, este niño está destinado a hacer que muchos en Israel caigan y muchos se levanten. Será un signo de contradicción 35 que pondrá al descubierto las intenciones de muchos corazones. Pero todo esto va a ser para ti como una espada que te atraviese el alma.
Con su hijo, ya muerto, María queda sola. Esta es la advocación de la Virgen en el segundo paso, una obra de Castillo Lastrucci que remodeló el propio Antonio Dubé de Luque.
María Santísima de la Soledad procesiona en un bello palio de cajón que también acompaña la cuidada selección musical que hermandad y banda proponen cada tarde noche del Sábado Santo.
Fíjate en el conjunto de faldones y respiraderos que combinan bordados y orfebrería. En las cartelas, escenas de la vida de Cristo que siguen la secuencia del Stabat Mater Dolorosa.
La apuesta del artista por la cruz de plata, bajo la cual la Piedad recoge el cuerpo del Señor, subraya un carácter más alegórico de todo el conjunto del paso procesional. Es un mensaje hacia el espectador, más allá de lo inmediatamente perceptible por nuestros ojos, del misterio y del dolor en el paso de Cristo.
La entrega como sacramento de vida, recuerda a la eucaristía y todo el paso a un altar en el que el Cordero Divino es sacrificado.
Fíjate en la belleza de sus faroles en las esquinas. Bajo ellos, los 4 evangelistas en madera, obras del gran imaginero Luis Ortega Bru.
No puedes perderte algún año el transitar de la cofradía a su vuelta por la Plaza de Santa Isabel.
También puedes disfrutar a su ida del paso por la puerta del convento de Santa Ángela. Son las mismas puertas del cielo las que se abren para escuchar a sus ángeles cantar.
¿Conoces tú más detalles de la hermandad de los servitas? Puedes contárnoslos en los comentarios a este vídeo. ¡Los leeremos!